jueves, 6 de febrero de 2020

Infiltrados ( Por Roberto Mateos)







Una táctica de los cuerpos y fuerzas de seguridad , las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia en la lucha contra el terrorismo es la infiltración de agentes en grupos y células terroristas. Esta práctica no es nueva, desde la antigüedad la infiltración ha estado presente en todas las guerras convencionales y en la actualidad también en las asimétricas.


Hace aproximadamente 2500 años El general y estratega Sun Tzu plasmaba en su obra el arte de la guerra que "La información previa no puede obtenerse de fantasmas ni espíritus, ni se puede tener por analogía, ni descubrir mediante cálculos. Debe obtenerse de personas; personas que conozcan la situación del adversario", en esta búsqueda de información relevante, de inteligencia, han participado agentes infiltrados en todos los  conflictos del pasado, desde la guerra entre Atenas y Esparta en el siglo IV a.C., durante la expansión del imperio romano, entre bizantinos y cartagineses y así durante las demás etapas de la historia pasando por la 1a y 2a guerra mundial y llegando a nuestros días, en  que  la infiltración de agentes es habitual en los diferentes escenarios, donde terrorismo, narcotráfico y disturbios sociales, son algunos ejemplos de estos.

Toda acción militar y policial requiere de inteligencia y por ende de infiltración, pero también requiere en la misma proporción de contrainteligencia, pues la infiltración para conseguir información viaja siempre en doble sentido. Así pues, hay numerosos ejemplos en los que los terroristas se han infiltrado en el seno de ejércitos y cuerpos policiales con el fin de obtener información sensible para dar al traste investigaciones y operaciones secretas o bien para conocer desde dentro el funcionamiento de estos cuerpos y su forma de actuar.

Es el caso de la banda terrorista ETA que según varios testimonios, en un principio enviaba a sus simpatizantes a realizar el servicio militar para aprender el manejo de armas de fuego, tan importante era esta formación previa para la banda, que para ser miembro de la misma se exigía haberlo realizado, posteriormente y dado su carácter voluntario y no obligatorio, algunos miembros conseguían infiltrarse en las COE ( Compañías de Operaciones Especiales) en donde la formación era más avanzada incluyendo supervivencia en distintos escenarios, fabricación y manejo de explosivos y tácticas de guerrilla urbana entre otras; con el tiempo, los servicios de inteligencia españoles detectaron que entre los detenidos de la banda, había varios en cuya cartilla militar figuraba como destino la COE; a partir de este descubrimiento, se restringió mucho más el reclutamiento en estas unidades llegando incluso , excepto en contadas  ocasiones, a limitar el acceso a los provenientes del país vasco.

Hoy en día en España es poco probable este tipo de infiltraciones por parte del terrorismo Yihadista por un lado por su propia idiosincrasia, y por otro por los medios actuales a disposición utilizados para evitarlo ; los expertos coinciden en este sentido y aunque no descartan el riesgo, sí comparten la dificultad, propiciada por la experiencia acumulada y el uso de contrainteligencia por parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad, las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia.


 Aún así, la amenaza sigue estando ahí, muy cerca, tanto, que hace unos días en nuestro vecino país, concretamente en Dieuze, una comuna francesa en el departamento de Mosela; un soldado en prácticas que apenas llevaba un par de meses de servicio, apuñaló a un gendarme en la comisaría de la localidad , este hecho no parece ser aislado ya que en octubre del año pasado, un informático de la policía destinado en el cuartel principal de la policía en el centro de París, atacó a sus compañeros y logró asesinar a cuatro policías hasta ser abatido. El terrorista se había radicalizado recientemente y pese a las sospechas de algunos compañeros no se abrió ninguna investigación ni se tomó ninguna medida cautelar.