Una táctica de los cuerpos y fuerzas
de seguridad , las fuerzas armadas y los servicios de inteligencia en la lucha
contra el terrorismo es la infiltración de agentes en grupos y células
terroristas. Esta
práctica no es nueva, desde la antigüedad la infiltración ha estado presente en
todas las guerras convencionales y en la actualidad también en las asimétricas.
Hace aproximadamente 2500 años El general y estratega Sun Tzu plasmaba en su obra el arte de la guerra que "La información previa no puede obtenerse de fantasmas ni espíritus, ni se puede tener por analogía, ni descubrir mediante cálculos. Debe obtenerse de personas; personas que conozcan la situación del adversario", en esta búsqueda de información relevante, de inteligencia, han participado agentes infiltrados en todos los conflictos del pasado, desde la guerra entre Atenas y Esparta en el siglo IV a.C., durante la expansión del imperio romano, entre bizantinos y cartagineses y así durante las demás etapas de la historia pasando por la 1a y 2a guerra mundial y llegando a nuestros días, en que la infiltración de agentes es habitual en los diferentes escenarios, donde terrorismo, narcotráfico y disturbios sociales, son algunos ejemplos de estos.
Toda acción militar y policial requiere
de inteligencia y por ende de infiltración, pero también requiere en la misma
proporción de contrainteligencia, pues la infiltración para conseguir
información viaja siempre en doble sentido. Así pues, hay numerosos ejemplos en
los que los terroristas se han infiltrado en el seno de ejércitos y cuerpos
policiales con el fin de obtener información sensible para dar al traste
investigaciones y operaciones secretas o bien para conocer desde dentro el
funcionamiento de estos cuerpos y su forma de actuar.
Es el caso de la banda terrorista ETA que
según varios testimonios, en un principio enviaba a sus simpatizantes a
realizar el servicio militar para aprender el manejo de armas de fuego, tan
importante era esta formación previa para la banda, que para ser miembro de la
misma se exigía haberlo realizado, posteriormente y dado su carácter voluntario
y no obligatorio, algunos miembros conseguían infiltrarse en las COE (
Compañías de Operaciones Especiales) en donde la formación era más avanzada
incluyendo supervivencia en distintos escenarios, fabricación y manejo de
explosivos y tácticas de guerrilla urbana entre otras; con el tiempo, los
servicios de inteligencia españoles detectaron que entre los detenidos de la
banda, había varios en cuya cartilla militar figuraba como destino la COE; a
partir de este descubrimiento, se restringió mucho más el reclutamiento en
estas unidades llegando incluso , excepto en contadas ocasiones, a limitar el acceso a los
provenientes del país vasco.
Hoy en día en España es poco probable
este tipo de infiltraciones por parte del terrorismo Yihadista por un lado por
su propia idiosincrasia, y por otro por los medios actuales a disposición
utilizados para evitarlo ; los expertos coinciden en este sentido y aunque no
descartan el riesgo, sí comparten la dificultad, propiciada por la experiencia
acumulada y el uso de contrainteligencia por parte de las fuerzas y cuerpos de
seguridad, las Fuerzas Armadas y los servicios de inteligencia.
Aún así, la amenaza sigue estando ahí, muy
cerca, tanto, que hace
unos días en nuestro vecino país, concretamente en Dieuze, una comuna francesa
en el departamento de Mosela; un soldado en prácticas que apenas
llevaba un par de meses de servicio, apuñaló a un gendarme en la comisaría de
la localidad , este hecho no parece ser aislado ya que en octubre del año
pasado, un informático de la policía destinado en el cuartel principal de la policía
en el centro de París, atacó a sus compañeros y logró asesinar a cuatro policías
hasta ser abatido. El terrorista se había radicalizado recientemente y pese a
las sospechas de algunos compañeros no se abrió ninguna investigación ni se
tomó ninguna medida cautelar.