Este pequeño territorio, de unos 6.000 kilómetros cuadrados,
situado en la parte noroccidental de Siria, con una población cercana a los
tres millones de habitantes, la mayor parte civiles, de los que cerca de dos millones
son desplazados del propio país , es el tablero internacional donde parece
dirimirse el capítulo final de una guerra ya muy elongada en el tiempo .
Muchos son los intereses
que confluyen como para vislumbrar un final certero y rápido.
Por una parte,
las palabras pronunciadas por el presidente sirio el pasado 26 de julio:
¨ Idlib es ahora nuestro objetivo, pero
no es el único ¨ siguen marcando
claramente su línea de acción de siempre: no desmembrar su país bajo ningún
concepto, algo a lo que se opondrá con todas sus fuerzas y medios.
Frente a esta posición, y con carácter interno, se
encuentra el grupo de Al Qaeda, Hayat Tahru Al Sham (HTS ) ,que
controla esta parte del territorio sirio desde el pasado 25 de junio del año
2017, y cuyo principal objetivo es la creación de una región autónoma en la
zona.
Turquía, actor principal en este conflicto, que
junto a Rusia e Irán, son los valedores del proceso de Paz de Astana (que
intenta encontrar una salida negociada al conflicto), trata de neutralizar al HTS a la vez que evitar una gran avalancha de
refugiados que pasaría sus fronteras y que se acumularían a los más de tres
millones de refugiados que alberga su país; una situación insostenible para
Erdogan. A esto hay que añadir la situación en la que quedarían sus tropas
desplegadas en 12 puestos de observación fronterizos, a modo de anillo, dentro
del territorio sirio.
La denominada coalición
internacional (Estados
Unidos- Reino Unido y Francia) en defensa de sus propios intereses y que pasan
indefectiblemente por la salida del actual presidente sirio. Además, Estados
Unidos, añade un requisito más para evitar enfrentamientos: que cese el apoyo
de Irán al presidente sirio, entre otras actividades, las de asesoramiento de
militares iraníes. Lo que se podría definir como cese a toda costa de las
colaboraciones entre Irán y Siria.
Estados Unidos, con escasa relevancia política en
este conflicto, y que desde Obama
parecía haber abandonado esta zona geopolítica en beneficio de la de Asia – Pacifico, parece que ahora se
resiste, presionado por sus aliados en
la zona, Israel y Arabia Saudita, a la vez que teme el posicionamiento estable
de Rusia y en consecuencia su pérdida de influencia en una zona que siempre había
sido clave para sus mandatarios.
Tampoco Francia y
Reino Unido quieren perder presencia.
Por su parte Rusia, no dejará a su aliado Al Assad,
simplemente por razones geoestratégicas y posicionales. Putin necesita sus
bases en la fachada mediterránea; en
Siria.
Mientras tanto, los diferentes actores sacan músculo y
exhiben su poder en zonas próximas al teatro de
operaciones:
a.
Rusia
ha organizado en este mes de septiembre unas maniobras en el Mediterráneo que
han contado con la mayor presencia naval desde que entrara en el conflicto
apoyando al presidente sirio.
b.
La
OTAN mantiene e incrementa su presencia
naval en el saco del mediterráneo.
c.
Parece
haberse avistado, recientemente, en las costas sirias al submarino nuclear de
la Marina real británica (HNS Talent) que está equipado con 10 misiles
tomahawk.
Para añadir confusión al entorno internacional, en lo que
parece haberse convertido en el baile de la yenka o un pasito adelante (María)
un paisito para atrás, Erdogan y Putin han llegado al Acuerdo de establecer
alrededor de Idlib una zona desmilitarizada de entre 15/20 kilómetros y que
debe de entrar en vigor antes del próximo 15 de octubre.
Pura maniobra de distracción para ganar tiempo y posicionarse
las partes implicadas ante un final en el que las posturas de unos y otros no
han variado desde el principio del conflicto,
en torno a la permanencia del presidente Al Assad y del fraccionamiento
territorial sirio. Rusia quiere que se quede para asegurar sus intereses estratégicos y así
será.
En cualquier caso, bien está si sirve para calmar los ánimos
de las partes implicadas y si colabora en la distensión.
Los límites de Siria con Turquía, Irak, Jordania, Israel,
Líbano y el mar Mediterráneo hacen que quien domine esta zona pueda influir de
modo determinante sobre toda la región.
Fernando Montoya Cerio.