sábado, 22 de septiembre de 2018

Idlib; algo más que un enclave sirio. (Por Fernando Montoya)



Este pequeño territorio, de unos 6.000 kilómetros cuadrados, situado en la parte noroccidental de Siria, con una población cercana a los tres millones de habitantes, la mayor parte civiles, de los que cerca de dos millones son desplazados del propio país , es el tablero internacional donde parece dirimirse el capítulo final de una guerra ya muy elongada en el tiempo .

Muchos son  los intereses que confluyen como para vislumbrar un final certero y rápido.

Por una parte,  las palabras pronunciadas por el presidente sirio el pasado 26 de julio: ¨ Idlib es ahora nuestro objetivo, pero no es el único ¨  siguen marcando claramente su línea de acción de siempre: no desmembrar su país bajo ningún concepto, algo a lo que se opondrá con todas sus fuerzas y medios.

Frente a esta posición, y con carácter interno, se encuentra el grupo de Al Qaeda, Hayat Tahru Al Sham   (HTS ) ,que controla esta parte del territorio sirio desde el pasado 25 de junio del año 2017, y cuyo principal objetivo es la creación de una región autónoma en la zona.

Turquía, actor principal en este conflicto, que junto a Rusia e Irán, son los valedores del proceso de Paz de Astana (que intenta encontrar una salida negociada al conflicto), trata de neutralizar al  HTS a la vez que evitar una gran avalancha de refugiados que pasaría sus fronteras y que se acumularían a los más de tres millones de refugiados que alberga su país; una situación insostenible para Erdogan. A esto hay que añadir la situación en la que quedarían sus tropas desplegadas en 12 puestos de observación fronterizos, a modo de anillo, dentro del territorio sirio.

La denominada coalición internacional (Estados Unidos- Reino Unido y Francia) en defensa de sus propios intereses y que pasan indefectiblemente por la salida del actual presidente sirio. Además, Estados Unidos, añade un requisito más para evitar enfrentamientos: que cese el apoyo de Irán al presidente sirio, entre otras actividades, las de asesoramiento de militares iraníes. Lo que se podría definir como cese a toda costa de las colaboraciones entre Irán y Siria.

Estados Unidos, con escasa relevancia política en este conflicto, y  que desde Obama parecía haber abandonado esta zona geopolítica en beneficio de la  de Asia – Pacifico, parece que ahora se resiste,  presionado por sus aliados en la zona, Israel y Arabia Saudita, a la vez que teme el posicionamiento estable de Rusia y en consecuencia su pérdida de influencia en una zona que siempre había sido clave para sus mandatarios.

Tampoco Francia y Reino Unido quieren perder presencia.
Por su parte Rusia, no dejará a su aliado Al Assad, simplemente por razones geoestratégicas y posicionales. Putin necesita sus bases en la  fachada mediterránea; en Siria.

Mientras tanto, los diferentes actores sacan músculo y exhiben su poder en zonas próximas al teatro de  operaciones:
a.     Rusia ha organizado en este mes de septiembre unas maniobras en el Mediterráneo que han contado con la mayor presencia naval desde que entrara en el conflicto apoyando al presidente sirio.
b.     La OTAN  mantiene e incrementa su presencia naval en el saco del mediterráneo.
c.      Parece haberse avistado, recientemente, en las costas sirias al submarino nuclear de la Marina real británica (HNS Talent) que está equipado con 10 misiles tomahawk.

Para añadir confusión al entorno internacional, en lo que parece haberse convertido en el baile de la yenka o un pasito adelante (María) un paisito para atrás, Erdogan y Putin han llegado al Acuerdo de establecer alrededor de Idlib una zona desmilitarizada de entre 15/20 kilómetros y que debe de entrar en vigor antes del próximo 15 de octubre.
Pura maniobra de distracción para ganar tiempo y posicionarse las partes implicadas ante un final en el que las posturas de unos y otros no han variado desde el principio del  conflicto, en torno a la permanencia del presidente Al Assad y del fraccionamiento territorial sirio. Rusia quiere que se quede  para asegurar sus intereses estratégicos y así será.

En cualquier caso, bien está si sirve para calmar los ánimos de las partes implicadas y si colabora en la distensión.

Los límites de Siria con Turquía, Irak, Jordania, Israel, Líbano y el mar Mediterráneo hacen que quien domine esta zona pueda influir de modo determinante sobre toda la región.

Por eso Idlib, importante último enclave, es la pieza final a mover en el tablero del ajedrez internacional.

Fernando Montoya Cerio.